viernes, 19 de junio de 2009

La Revolución Cubana no es un acto de fe.

Riflexiones

En el mundo nuestro de estos días y en el mundo de otros en las diversas épocas de la historia de la humanidad, el riesgo (público académico, político, intelectual, religioso y de cualquier tipo) siempre ha sido enorme, sobre todo el peligro es ciclópeo, cuando el hombre trata de enfrentar las ideas establecidas y ello no quiere decir que quien decida hacer valer sus ideas esté loco de atar.
Acaso pienso que si hay temor, entonces quien lo tiene puede pensar que hay que estar loco para expresar lo que se piensa.
De cualquier manera, como no pretendo tener asida la verdad por las barbas, en cubano el refrán popular dice otra cosa, podemos aceptar la idea, si quien tal afirma reconoce que siempre el mundo ha estado lleno de locos.
Y dedico hoy mi riflexión a un artículo aparecido en la red donde se enuncia, como si fuéramos religiosos, que la Revolución Cubana es un acto de fe y que hay que estar loco para propagar lo que se piensa.
En la religión católica, según el diccionario, la fe es la primera de las tres virtudes teologales, el asentimiento a la revelación de Dios, propuesta por la Iglesia; puede ser además un conjunto de creencias de una religión o el conjunto de creencias de alguien, de un grupo o de una multitud de personas
La creencia que se da a algo por la autoridad de quien lo dice o por la fama pública o la palabra que se da o promesa que se hace a alguien con cierta solemnidad o publicidad. Puede ser asimismo la seguridad, aseveración de que algo es cierto.
Por ello, para mi, la Revolución Cubana más que un acto de fe es un proyecto de transformación social de nuestra sociedad que tiene que ver más con el esfuerzo de todo un pueblo y su sacrificio constante durante 50 años, lo que le ha permitido al cubano tener su visión cosmogónica de nuestra sociedad insular.
Quien quiera limitarlo solamente a un acto de fe lo que está promoviendo es que nuestro pueblo crea nuevamente que todo lo que hemos hecho está bien, y que cambiando determinados cuadros dirigentes, exigir y controlar aún más a la población cubana y mantener y disminuir en algo todas las limitaciones acentuadas por el periodo especial, lograremos salir adelante y lograr la sociedad en la que como mero acto de fe hemos creído hasta el día de hoy.
Cuando entramos en el mundo de la política hace rato que se ha perdido la virginidad, como aseveré en una ocasión, esa como en las mujeres, se pierde una vez y para siempre. Hay otras virginidades que cuestan más trabajo perderlas y es la inocencia política y el cubano de hoy ya la está perdiendo.
Y no la pierde por el mero hecho de que haga una abstracción intelectual, sino porque la realidad objetiva lo mueve a pensar que después de cinco décadas no hay más espacio para mantener una concepción del desarrollo estatal que nos sume en la miseria.
Esos ideólogos y políticos, que según el autor, dan apriorística universalidad a su individual razón, conjeturas, expectativas y experiencias, y ponen a resguardo su virginidad ideológica y la puridad de sus inclinaciones cívicas, con el aspaviento suficiente para acreditar su exoneración futura, esos, jamás han hecho nada importante en la historia de la humanidad.
Compañero, la mujer que no pierde la virginidad no pare, no procrea, no aporta nada. Es de ese tipo de mujeres que se preservan para ser siempre bellas, para fungir como sirvientes de los dioses. Eso era en otra época, ya en la actualidad nadie cree en Vesta, ni hay vestales.
El artículo, que por cierto está demasiado adjetivado y complejo, a cada escritor le respeto su estilo e incluso sus concepciones de la vida, causa confusión porque abarca mucho y explica poco, y en toda su longitud afirma sin explicaciones, dando por sentado que lo expuesto por él es cierto, o presuponiendo que el que lo lee debe hacer un acto de fe y aceptar todo lo que él enuncia.
La Revolución Cubana- afirma- nacionalizó por vocación de justicia y para conseguir la repartición abarcadora, dice el opinante, como premisa del mejoramiento de las condiciones de vida de las personas, para hacerlas más virtuosas, más plenas y más felices.
Se queda cojo el expositor con esa afirmación, que entre paréntesis en un artículo de siete páginas no menciona ni una vez la palabra socialismo.
Si la Revolución Cubana se hubiera quedado en esa fase la nación fuera hoy otra república bananera del Caribe de los años sesenta. Lo que empinó a la Revolución y la erguirá en el futuro será precisamente que su pueblo asumió como parte de su destino la construcción del socialismo, que es el sistema que puede realmente engendrar el virtuosismo, la plenitud y la felicidad en la sociedad.
Esa intención no es un acto de fe, es un proyecto y como tal requiere de inteligencia, audacia, mucho riesgo y una conciencia popular de hacia donde vamos y de que forma marchamos, sin secretismos, sin verticalidad decisoria, sino con plena participación popular.
Estoy de acuerdo con la idea de que la eficiencia productiva no es una virtud humana, sino todo lo contrario, se hace virtuoso el obrero que, debido a una política económica inteligente, sana y adecuada, produce eficientemente para satisfacer las necesidades de la sociedad en que vive. NO es la eficiencia una virtud del obrero, ni un acto de fe.
Solo un burócrata acomodado pudiera afirmar tal tontería, solo serviría para culpar al obrero de la crisis económica que vive nuestro país. No está muy lejos de esa política reaccionaria creer que controlando y exigiendo más al obrero resolveremos las dificultades y deficiencias de nuestra economía.
Afirma el artículo que nadie está en condiciones de predecir que conocimientos de hoy serán supercherías del mañana, y añade que la ciencia es una edificación hecha de materiales que siempre terminan desechados, y que por esa razón hay que instruir hoy, aunque desconozcamos el valor, utilidad o provecho que tenga.
¡Hay que leer tales cosas en este mundo!
Acaso el ser humano no es capaz de predecir, acaso la ciencia no va en desarrollo. Lo erróneo se descarta, se elimina, precisamente eso es lo que necesitamos hacer para terminar con el estatismo, la superchería estalinista del socialismo de estado. ¿Acaso puede haber equivocación en eso? Además, no es predicción, es análisis y certeza de a donde condujo ese tipo de mal llamado socialismo a la Unión Soviética y al resto de los países socialistas de Europa oriental.
Luchemos por una sociedad mejor, socialista participativa, democrática y decisoria y de seguro que el hombre que la integra será sumamente mejor y superior.
El articulo redactado en estilo bíblico, tal parece que las aseveraciones son mandamientos que terminan conque la Revolución es un acto de fe, realmente no conduce a lugar seguro.
Nos insta a aceptar la Revolución como un acto de fe, como si los comunistas fuéramos religiosos a ultranza, y lo que menos necesita el socialismo son actos de fe, sino actos de verdad, mucha inteligencia, un sistema económico realmente productivo que nada tiene que ver con intenciones, sino con soluciones, ¡Ah! Y mucho riesgo, que en la sociedad, como en el casino, el que no se arriesga, no gana.
El gobierno de Cuba –dice- tiene que elevar la eficiencia productiva y funcional del estado, hacerlo –advierte- y lograrlo pronto para poder presentar beneficios materiales mínimos (al fin el autor recordó que no solo de la fe vive el hombre).
Dizque para evitar el éxodo de jóvenes sanos y capaces, que si aplicamos la teoría expresada, son personas faltas de fe, si, pero de fe en el futuro que vislumbran como resultado del inmovilismo que palpan y que les permite predecir el futuro cercano, lo que no consideran una superchería, sino el futuro de sus vidas.
Según el analista Cuba carece de súbditos a quien expoliar. Le pregunto, según la teoría marxista, ¿que cosa es vivir del trabajo asalariado, donde el obrero sigue siendo explotado por el capital, en este caso el capitalismo de estado? Mientras el obrero viva del salario es explotado, no se ha liberado del fardo del capitalismo.
Y no es que haya que erigirle el altar al dios dinero, esa no es el fin del socialismo, sino un monumento a la eficiencia, a la productividad, al tiempo libre del obrero para que disfrute de la recreación, de la cultura, del deporte, lo cual solo es posible enterrando definitoriamente el socialismo de estado que hemos conocido hasta ahora.
Y cuando vamos adentrándonos en el documento nos percatamos que este artículo es una defensa a ultranza de darle a nuestro pueblo más de lo mismo.
Asevera que el gobierno cubano revisa –sin prisas, pero sin pausas-todas las estructuras estatales y todas las leyes y disposiciones que rigen su funcionamiento, actuando en concordancia con las recomendaciones recibidas (no especifica de quien o quienes) y los estudios pertinentes (ídem) y ha hecho las modificaciones apropiadas (tampoco define si adecuadas para la burocracia o para el pueblo).
Le recuerdo al autor de este artículo que todavía el pueblo cubano desconoce el resultado real de las asambleas de trabajadores para aumentar en cinco años la edad de retiro, y todavía esta por leerse los resultados de las asambleas de críticas realizadas a lo ancho y largo del país sobre los problemas de la construcción de socialismo en Cuba.
Hay un párrafo que por su ambigüedad lo mismo puede haberla dicho un dirigente de un país socialista o el propio fascista de Bush para consolidar el capitalismo, veamos:
EL gobierno cubano “busca el incremento de la eficiencia productiva, de la eficacia de la gestión empresarial, de la certeza de la dirección, de la ampliación e intensificación de los vínculos de la población con los asuntos públicos, de la supresión de contradicciones funcionales de instituciones, de la profundización de la institucionalidad, del refuerzo a la legalidad, del aumento simultáneo del grado de cientificidad de la gestión de dirección y del activismo ciudadano”.
Este tío habla sin sustentarse en ningún plan. Creo que su conocimiento in situ está mal situado, para seguir aceptando la buena fe de nadie, y si él no se ha dado cuenta que ha quedado demostrado lo contrario, debe ser que es duro de entendederas.
¿Cómo es posible, después de haber desbarrado contra las predicciones y la ciencia que asevere “las medidas tomadas hasta ahora en Cuba son adecuadas, pertinentes, comedidas, oportunas y necesarias”.
Y ahora viene el veneno: “se ha venido diseñando un concepto aparentemente más abarcador y comprensivo cual diríase es la democracia participativa”, no menciona lo de socialismo.
Según él, parece una buena meta, después la descaracterizará alegando que “no se conoce a alguien en capacidad de decir qué es eso, como se instrumenta en general, como se adecua a las condiciones de cada país, que recursos (materiales, legales, procedimentales, estructurales, históricos, sociales, culturales y similares) exige y etc.
Y para no hacerles esta diatriba larga, es muy fácil muchachón, lo que se quiere es socialismo y si se le ha puesto apellidos es para diferenciarlo del socialismo estalinista que caracterizó todo socialismo del siglo XX. Todo eso que preguntas lo puedes encontrar en cualquier biblioteca, en los libros de alemanes como Engels y Marx, o del ruso Lenin, no es nada nuevo, sino condensado en una propuesta y apoyado por un grupo de comunistas que si creemos en la ciencia y que nos arriesgamos a predecir de la misma forma que lo hizo la generación del Moncada y de la Sierra.
Lo mismo que cuestionas ahora hubieras podido censurar el día que Cuba se declaró socialista y mira por donde vamos.
NO le cuestiones a cualquier generación de cubanos esa capacidad de arriesgarse, de predecir, de soñar.
En nosotros, los que estamos por un socialismo real, estas afirmaciones, artículos e incluso palabras soeces no nos desalientan. Estamos muy seguros de nuestros ideales socialistas, no los asumimos como un acto de fe, sino como el único acto capaz de comenzar a labrarle una sepultura definitiva al capitalismo y a la burocracia que la representa en nuestro país.
Y para el ciudadano común, contrario a lo que enuncias, las esencias si han cambiado en Cuba, porque hace treinta años no existía una burocracia omnisciente, omnipotente y omnipresente pidiendo actos de fe para mantenerse en el poder.
Los problemas de Cuba están dentro de Cuba. El imperialismo en estos momentos bastante problemas tiene con sus crisis. El capitalismo nos puede hasta brindar educación y salud gratuitas, lo que no puede dar al pueblo cubano es la propiedad de los medios de producción. Desde un punto de vista práctico, es nuestra única alternativa en un mundo donde desapareció el socialismo como sistema.
Ese esquema “soft” del gobierno yanqui que se vislumbra en el futuro, y al que haces referencia, solo podemos vencerlo con un socialismo verdadero donde el poder resida en el obrero y no en los burócratas.
No es un problema de buscar la eficiencia productiva, si la lograras con tus argumentos queda sin materializarse lo básico: ¿sigue el obrero con su salario? Si es así, sigue el obrero siendo un esclavo del gobierno.
Hablas de capitalismo agotado como sistema, pero nadie ha sido capaz de decir cuando por fin se hundirá, y si se ha demorado en caer la culpa ha sido del socialismo estatista que no demostró ser una alternativa, porque no era un socialismo real. Con más de lo mismo lo único que hacemos es demorar su caída.
La Revolución cubana no es un milagro, es fruto de muchos esfuerzos y sacrificios de su pueblo, la Revolución cubana es fruto de siglos de luchas por la libertad y la independencia, de ideas martianas que condensan esa idiosincrasia, pujanza y el ser de nuestra cubanía.
En desacuerdo totalmente en que cada persona en sí misma es un fin, pues una persona es un ser social que solo puede lograr sus más caros anhelos actuando en sociedad y con ello no estoy en contra de que el socialismo respete la individualidad de cada ser.
Precisamente nosotros, los que estamos por un socialismo participativo, democrático y decisorio lo hacemos, porque pensamos que partimos de una evaluación acertada de la realidad, porque estamos en la búsqueda de respuestas y la instrumentación inmediata de las mismas con el concurso de la mayoría.
Finalmente, después de leído su artículo me quedan dos preguntas ¿Qué es lo que usted propone? ¿Por qué nunca menciona la palabra socialismo?

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