viernes, 19 de junio de 2009

¿Por qué la izquierda es tan difícil?

Riflexiones

A veces pienso que de existir vida en el más allá, en el más acá la vida es de ampanga y en ocasiones ni se le puede llamar vida, trataría de, cuando estire la pata, adosarme a la turba de los indiferentes, de aquellos que les importa un pito si el camión de la basura pasa o no pasa, de si el pan esta bueno o está malo, si esta ley que pasa hoy en la Asamblea Nacional la aprobó o no realmente el pueblo.
Son en definitiva personas que viven, esto que llamamos vida, en forma despreocupada, y de seguro poco les importaría la tímida respuesta de Miguel Manzanera al artículo de Boaventura de Sousa Santos titulado ¿Por qué Cuba se ha vuelto un problema difícil para la izquierda?
En buena lid no conozco siquiera quienes son estos articulistas, pero por mi experiencia personal me inclino más al análisis atrevido de Sousa Santos que a la andanada espacial, lo imagino en el limbo, de Manzanera.
Como se que en Cuba algunos obreros y personas del pueblo tienen acceso a lo que se escribe en Kaos en la red, no porque tengan acceso a internet, sino porque aquellos pocos que lo tienen imprimen los artículos y se dedican al pásalo, como hacíamos en la primaria entre pupitres cuando alguien llevaba un chiste escrito, quiero opinar también para ellos en este lance entre izquierdistas.
No es mi intención rebatir o censurar la opinión que cada cual tenga sobre nuestro país, pero creo que es honesto advertir que al parecer hay un gran vacio de conocimiento cuando queremos poner a la Revolución Cubana como ejemplo para todo, obviando explicar o escondiendo a los lectores, esos otros ejemplos de nuestro país de lo que no debe hacer la izquierda cuando llegue al poder.
En primer lugar cuando hablamos del socialismo en Cuba estamos demostrando al afirmarlo que no sabemos nada de ese socialismo del que nos hablaran Marx y Engels hace más de un siglo.
En Cuba, señores de la izquierda, no hay socialismo, porque en el socialismo la clase obrera es la dueña de los medios de producción, y en Cuba el estado es dueño de todo y aquello que aún no posee, lo regula o lo prohíbe.
Así que, mientras exista un obrero vendiendo su fuerza de trabajo hay capitalismo o cualquier otro tipo de sociedad alternativa. Eso es tan obvio como que la tierra se mueve y nosotros en ocasiones no sabemos movernos como ella.
Querer meter en una disputa dentro de la izquierda desde el Dalai Lama, Lutero y la reforma, la ecología, el diablo y su cola (aún nadie se la ha visto) es proporcionar oscuridad a lo que se está hablando. Yo les recomendaría a todos ese adagio de que no existe lo positivo o lo negativo, sino aquello que es o que no es. Así como sugeriría también que la izquierda de cada país al analizar a sus émulos de otras naciones se abstengan de las recomendaciones, sobre todo si no saben de lo que están hablando. Y se limiten al análisis de lo que perciben: las decisiones para el que está en el campo de batalla.
EL artículo de de Boaventura de Sousa Santos es comedido, analítico, y parte del presupuesto que “el lugar de la Revolución Cubana en el pensamiento y en la práctica de izquierda a lo largo del siglo XX es ineludible”, y entre las muchas cosas positivas que expone el documento, es que parte de la hipótesis de que si queremos ver lo cambiante en los demás, debemos asimilar lo que hemos cambiado nosotros; por ello se afirma en el documento que “tanto Cuba como la izquierda se desarrollaron mucho en este medio siglo y son los desencuentros de sus respectivos desarrollos los que crean el problema difícil”.
¿Pero quienes quieren encuentros, cuando lo que se necesitan son desarrollos?
Souza Santos afirma, y estoy plenamente de acuerdo con él, en que “los hostiles condicionamientos externos en que la Revolución Cubana fue forzada a desarrollarse impidieron que el potencial de renovación de la izquierda que la Revolución ostentaba en 1959 se realizara plenamente”, peo se queda corto en la visión y le pregunto: en que lugar dejamos los hostiles condicionamientos internos.
Coincido igualmente con Sousa en que se le ha llamado socialismo a ese tipo de sociedad alternativa, “más justa por estar orientada a la satisfacción de las necesidades reales de los pueblos, y más libre, por estar centrada en la realización de las condiciones del efectivo ejercicio de la libertad”.
A eso lo podemos apellidar de cualquier forma, pero no es esencialmente socialismo, reitero, si no olvidamos lo que Marx y Engels predicaron a tal efecto. Incluso, podemos decir más, podemos afirmar que la sociedad cubana posee una de esas sociedades alternativas, y que le queda aún por construir ese socialismo democrático, participativo y decisorio que cobra fuerza dentro de nuestro pueblo.
No están muy lejanas las expresiones del líder de la Revolución Cubana reconociendo que por un momento creíamos que estábamos construyendo el socialismo en nuestro país.
El socialismo aún no ha tocado las puertas de nadie en este planeta, aunque muchos militantes sinceros en Cuba intentan hacerlo entrar a nuestra casa como el convidado ausente que estamos esperando desde el año 1959.
Creo que el papel de las izquierdas es ser solidarios con las izquierdas de otros países, por ejemplo, sentirse solidarios con los que aún en la ex Unión Soviética o en China creen en el socialismo o con los cubanos que aquí adentro aún creen poder construir el socialismo en el caimán. Eso de estar metiendo la pata, o las manos, aconsejando que está bien o que está mal, siempre conduce a equivocaciones, porque solo el que vive el problema está más autorizado a analizar su situación específica.
Es lo que le sucede a Manzanares, que tratando de defender a ultranza asume posiciones indefendibles, y con ello no dejo de reconocer las buenas intenciones de este articulista; pero mientras Souza trata de llamarnos a la reflexión en su artículo, Manzanares toca a rebato y en el apuro en lugar del fusil automático tomó un arcabuz oxidado.
Coincido con Sousa en que Cuba “podrá volver a ser un motor de renovación de la izquierda. Será entonces una Cuba distinta, que genere un socialismo diferente del que fracasó en el siglo XX y, de ese modo, contribuya a la urgente renovación de la izquierda”, pero le afirmó con honestidad, esa no es nuestra intención. La meta fundamental es construir el socialismo en Cuba, el que quiera seguir el ejemplo es libre de hacerlo.

francotiradordelcauto@yahoo.es
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